Sociedad




Después de un largo periodo de conflictos internos, el primer objetivo del recién establecido shogunato Tokugawa era pacificar el país. Creó un balance en el poder que permaneció relativamente estable por los siguientes 250 años, influenciado por los principios del Confucionismo de orden social. La mayoría de los samurái perdieron la posesión directa de las tierras y se les plantearon dos opciones: dejar las armas y convertirse en campesinos o trasladarse a la ciudad principal de su feudo y convertirse en sirvientes a sueldo del daimyō. Sólo algunos pocos samurái permanecieron en las provincias exteriores del norte o como vasallos directos del shōgun, conocidos como los 5000 hatamoto. Se estableció además el sistema sankin kōtai en el que se estipulaba que las familias de los daimyo debían de residir en Edo, además de que los daimyō debían permanecer en Edo por un año y al siguiente año en su provincia.

La población fue dividida en cuatro clases en un sistema conocido como mibunsei (身分制), en el primer nivel estaban los samurái (alrededor del 5% de la población), en el segundo nivel estaban los campesinos (más del 80% de la población), en el tercero los artesanos y al final estaban los comerciantes. Sólo los campesinos vivían en las áreas rurales. Los samurái, artesanos y los comerciantes vivían en las ciudades que se construyeron alrededor de los castillos de los daimyō, y cada uno de los grupos con una zona específica para ocupar dentro de la ciudad.

Fuera de estas cuatro clases sociales estaban los llamados eta y los hinin, cuyas profesiones rompían los esquemas del budismo. Los eta eran carniceros, curtidores y sepultureros. Los hinin servían como guardias o verdugos. Otros grupos excluidos de las clases sociales incluían los mendigos y las prostitutas. La familia era la entidad legal más pequeña contemplada, por lo que mantener el estatus y privilegios de la familia tenía una gran importancia a todos los niveles de la sociedad.

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